¿Por qué preferimos hablar a escuchar? porque si hablo tengo tanto el control como  la atención.

Además escuchar demanda un esfuerzo que no tengo ganas de hacer . Si no escucho con atención y con ganas de comprender , lo que termina ocurriendo es que se transforma en  un intercambio de agudezas verbales, como dos televisiones enfrentadas a todo volumen. En sentido contrario,  si dejo de oir y en su lugar escucho para entender, seguro algo voy a aprender  y seguramente me va a resultar útil.

Los filósofos tenían el sano hábito de la conversación. Incorporaron por costumbre sentarse enfrentados, cómodos y sin obstáculos físicos como mesas que se interpongan.  La dinámica era que una vez que uno de ellos  proponía un tema, daba contexto y opinaba, el otro simplemente escuchaba con atención. Luego, el silencio. Estaban pensando, ambos. A veces quien mantuvo el silencio preguntaba para poder profundizar. Se trataba de escuchar con atención, no de oir para responder con alguna agudeza verbal. Se trataba de sumar, de ponerse en el papel del otro para alcanzar la empatía, dejando de lado solamente querer ser escuchado.

Se trata de compartir lo que sabemos y  volviendo a llevar hacia adentro las nuevas experiencias ajenas  y madurarlas, para de nuevo volver a sacarlas para compartir y experimentar.

Y qué necesitamos:

1-Admitir que nos falta conocimiento despierta la sed de querer saber más y la voluntad de buscar en el buen lugar aquello que necesitamos, con la humildad de querer mejorar.

2-Investigar para ampliar tus conocimientos y constatar luego, que tenés el conocimiento y la autoridad para hablar.

3-Aprender de lo ajeno.Tomá ejemplos de vida o casos de éxito de otros  que te sorprendan por su sencilléz y eficacia  y tratá de seguirlas con tus propios pasos. Si lo lográs vas a sentir la experiencia ajena en tu propia versión.

En el mundo de hoy, cada conversación tiene grandes posibilidades de transformarse  enuna discusión o una pelea con un intercambio de palabras poco felices. No tenemos más que ver programas de TV o intercambios por Twitter en los cuales el insulto y la descalificación  están muy presente. Estamos cada vez más polarizados y escondidos en nuestros propios fanatismos, como sordos que no quieren oir. Simplemente no queremos hacerlo porque preferimos desautorizar la opinión del otro, es más fácil.

Esta dinámica nos llevará a tomar decisiones muy importantes en nuestra vida y trabajo teniendo en cuenta únicamente aquellas cosas en las cuales creemos. No nos estamos dando, desde la arrogancia, el permiso de pedir miradas distintas ni opiniones superadoras.

Se trata de recuperar el balance virtuoso entre escuchar y hablar  en persona.

Texteamos con el celular promedio 100 por día aun con personas con las que podríamos hablar.

Un buen ejecutivo debería tener entre sus skills la habilidad  de mantener una conversación coherente, sustentable , bien intencionada y con espíritu de sumar, colaborar y aportar a la solución.

Hablamos con personas que nos gustan o no, otros con los cuales estamos en desacuerdo pero así y todo, el objetivo es que sea una gran conversación.

a-Poner atención:

Si verdaderamente estás poniendo atención, no es necesario esforzarte por demostrar que lo estás haciendo, ni poner caras.  Y para eso, enfócate en la conversación, no hagas otra cosa ni con tus ojos, ni con tu mente ni con tu celular. No pierdas tiempo. Antes comprendas, antes termina.

b-Opinar sin que esa opinión suene a dogma:

Predisponete a participar de cualquier conversación entendiendo que seguramente hay algo que vas a aprender. ¿cómo vas a hacerlo? corríendote del lugar de “dar clase”  y adoptando otra posición de escuchar dejando de lado tu opinión personal o tus juicios. Si aceptás la palabra y la opinión del otro, aprendés, porque todos saben algo que vos no. No pontificar.

c- Solamente preguntas abiertas:

Quien, por qué, para qué, cómo. Si usás preguntas cerradas que se contestan con si o no, te estás perdiendo la oportunidad de tener todo aquello que la otra persona puede aportar. Sacáselo.

d-Sin interrupciones:

Las conversaciones son como la meditación, hay que estar constantemente volviendo a la misma. Te podés a distraer elaborando un comentario que vos considerás inteligente o  con pensamientos o cosas que ocurren alrededor . No lo permitas. Si esas historias personales parecidas aparecen y tenés ganas de interrumpir para decirlas, dejalas correr, no las pongas en la mesa porque interrumpen, no suman y no se comparan con la historia del otro. Las experiencias humanas son únicas e irrepetibles. No se trata de vos ni de demostrar que sos mejor, cuidado!

e-Se concreto.

Evitá nombres y fechas que no suman y a nadie interesan y que estás buscando en tu cabeza el buen dato. Confiá en vos, porque es en vos y lo que estás diciendo lo que interesa, no las decoraciones aburridas.

f-Se breve:

Interesate genuinamente por el otro con ganas de querer dejarte asombrar por su relato.

Si tengo que resumir este artículo te digo: escuchá con atención- escuchá con atención- escuchá con atención porque si tenés la boca abierta, no te estás dando la oportunidad de aprender.