​                                                      Una caja de ahorro de favores​
​Luis trajo a la sesión frustración a la sesión de coaching. Desde lo concreto arrancó diciendo «No me animo a pedir.»

– ¿Por qué no pedís Luis?

– Porque voy a molestar

– ¿Probaste?

– No, me van a decir que no, no creo que sea posible

– ¿Por qué no pediste?

– No creo que corresponda pedirlo

– Parecería que estás pagando un precio muy alto por alimentar esa historia del pasado, y el precio es no obtener lo que querés.

– ¿Cómo sería poner en duda esos juicios y abrirte a nuevas opciones?

– No sé

– ¿Qué sería lo peor que podría pasar si pedís?

– Que me digan que no.

– ¿Cómo crees vos que deberías pedir para asegurarte que te digan que sí?

– No sé

– ¿Y si te dijera que esa persona está esperando que le pidas porque tiene algo para vos?

– Ah, capaz…

– Y si trabajamos en la forma de pedir?¿Cómo te gustaría que te pidan a vos?

– Me gusta que me pidan de forma correcta, clara y con exactitud.

– ¿Cómo si pudieras medirlo?

– Exacto.

– Contame más

– Qué quiere, Cómo lo quiere, para cuándo, para qué lo quiere.

– Ah, ok, entonces, nada ambiguo. ¿Qué más?

– Prepararme para pedir, escribir los puntos que sostengan el pedido y darle contexto, el “río arriba”.

– ¿Cómo armarías tu pedido para que el otro se beneficie también?

– Capaz, preguntando antes de pedir

– Sabés Luis que cuando pedís, quien lo recibe te puede responder tres cosas:

1-Sí

2-No

3- Puede rediseñar tu pedido y reenviártelo para que vos analices si esa nueva forma de ver tu pedido sigue siendo viable (o mejor) para vos.

– Claro, negociar.


 

– ¿Cómo sacarías emocionalidad al pedido y te enfocarías en los hechos?

– Podría diseñar el pedido desde el contenido concreto y la conversación, ponerme en el lugar del otro y ver cómo lo recibiría yo.

– ¿Y si pedís ayuda para prepararte, quién te viene a la cabeza?

– Buscaría un par para dramatizarlo con él, seguramente va a tener una mirada distinta que me sume. Cómo lo prepararía y encararía él.

– Bien Luis, Pedir te empodera, es sinónimo de confianza en vos mismo. Si tenés miedo de que te perciban vulnerable empezá ofreciendo. Entonces la recirpocidad de pedir es más fácil. Una caja de ahorro de favores, por así llamarlo. Una red de contención.

Escribime y hablamos: horacio@bellotti.com.ar