En el preciso momento en que decís: ya hice suficiente, estás en problemas. Todo proyecto que
no crece, se seca. No hay grises en estas cosas, por lo tanto la única salida es salir airoso. Y para
eso primero hay que creer y dirigir el pensamiento .
Cuando comenzás a pensar en cosas que te frustran o te bajonéan estás decidiendo ocupar la
mente con algo negativo. Recién cuando entiendas los efectos tóxicos que esto genera en tu
cuerpo, tu salud y tu actitud de lograr vas a separarlos y reemplazarlos por otro que te ayude.
¿Y cómo hago eso?
Empezá por sonreir, aunque estés solo. Sí, leiste bien, sonreir. No sonrías solo con la boca, sino
con la parte alta de tu cara, con los ojos y la frente y la mirada porque eso libera endorfinas. Y si se
entrevén tus dientes, mejor. Esto te predispone a enfocar en lo positivo. La sonrisa franca y
liberadora es la primera manifestación del lenguaje corporal. Termina siendo la antesala de tu
lenguaje verbal, va a anticipar la intención y está definiendo cómo querés ser.
Cuando alguien a tu alrededor se queja, mentalmente alejate porque ni ese sos vos ni te
pertenece su lamento. Una vez que entiendas que este comportamiento te conviene se
transforma en un sano hábito y hasta te vas a reir cuando te preguntes : para qué me mantenía
en esa posición anterior tan ajena a quien estoy queriendo ser. Si hace falta, por un par de días
cortá la lectura de diarios y noticieros, como si estuvieras de vacaciones trabajando. Tu mindset va
a cambiar.
Esta nueva actitud no solo se va a reflejar en tu cara sino en tu cuerpo, en tu postura y hasta en tu
forma de caminar. Vas a escuchar más y tener menos juicios. Vas a estar en paz y es en ese estado
que las cosas buenas comienzan a suceder . Capaz la gente te vea sonreir y pregunte: está loco? .
Para nada, lo que estás haciendo es crear la experiencia en lugar de “esperar que ocurra”. La
noticia (buena o mala, vos decidís) es que tenés todos los recursos dentro tuyo y depende de vos.
Esta actitud no va a derramar sobre vos la sabiduría infinita como un maná, va a incomodar pero
va a valer la pena.
¿Y después qué? Llega el momento de transformar lo que vos llamás miedo en entusiasmo. ¿Y
cómo hago eso? Vas a ir dejando voluntariamente los pretextos de lado y empujando los límites.
Claro, es fácil escribirlo Horacio….
¿Te parece? La rutina te tapa y te olvidás de sonreir y después de vivir.
Acordate, la meta no es un objetivo. Si decidís que la meta comienza con el primer paso, lo que
ocurre es que la meta muta y se va concretando. Una cosa a la vez y un día a la vez.
Aristóteles lo dijo: La educación es integral cuando educamos tanto la mente como el corazón.