Dos hermanos fueron criados por ​un padre alcohólico y abusivo. Con los años, uno se transformó en un padre afectuoso, con su propio negocio, rico y disfrutaba la vida. El otro es en cambio, alcohólico, adicto a las drogas​ y delincuente y está en prisión. Frente a la pregunta: ¿Con un padre alcohólico y pegador, por qué te transformaste en este que sos hoy?,  ambos respondieron lo mismo: Con semejante padre, no podría haber salido de otra forma.

Ambos crearon diferentes creencias a partir de la misma experiencia. Porque, más allá del evento siempre es nuestra elección qué significado preferimos darle. Todos elegimos cómo nos afectan esas ideas, percepciones y opiniones y si las incorporamos como creencias propias.

El día que decidas comprender qué efectos tiene en tu vida esas creencias que elegiste tomar como verdades absolutas y que te llevaron hasta acá, vas poder elegir aquellas que necesites para lo próximo. Y así funciona. Es virtuoso.

Una persona exitosa no es víctima de su entorno, sino que cree en sus capacidades y recursos y  crea con estos las condiciones favorables para lograr lo que quiere. Se aleja de la víctima, el lamento y la queja para incorporar nuevos habitos y diseñar acciones concretas. A la verdad le gusta jugar a las escondidas y a veces tememos  y no nos gusta admitirla.

El secreto está en el foco. Una imagen que lo grafica son los rayos del sol que se concentran cuando pasan por una lupa y vamos ajustando la altura. Cuando te  enfocás en las cosas que  querés, rompés la estructura que distrae tu energía.

Un sueño es como manejar un auto con los ojos vendados, no nos lleva a ninguna parte y encima es peligroso para uno y los demás. Quienes no logran lo que quieren es porque esperan que el entorno solucione todo. TODOS sabemos lo que queremos en la vida, el asunto es que algunos creen que eso está fuera de su alcance y dicen que no saben para escapar «dignamente» de un compromiso. y como es estrictamente emocional, sugiero que busquen por ese lado. Y repito, quejarse solamente alimenta tu propio «desastre».

 

Si tenés el coraje de admitir lo que querés y lográs ponerle una métrica para medirlo, la carga emocional se encarga de que  las acciones comiencen a tener su propia lógica, sus tiempos y su responsable. Y esto funciona de manera tan poderosa que podés llegar a un lugar que hoy no crees que existe. Depende de cada uno. Tu valor no es lo que tenés sino lo que sos.