Era una presentación muy importante y si salía mal  se iba a notar – una vez más-  que soy un eterno dilatante de los plazos, un vago o un procastinador como prefieren decir hoy.

Esta vez, porque me interesaba lucirme planeé las cosas, planifiqué hacerlo empezando de a poco . La primera semana sería para planificar, la segunda semana pensé que aceleraría, ya tendría info y un primer borrador  y usaría la tercera para validar datos. Visto así, no parecía gran cosa. “Piece of cake”.

¿La realidad?: La primera semana voló y ajusté el plan. Se imaginan el resto no?  Lo hice el ultimo fin de semana sin validar cifras, con errores y lo entregué a mi jefe. Su respuesta fue lógica: un asco.

¿Cual es la diferencia entre un procastinador y uno que no lo es? Simple: el eterno dilatante tiene un mono que quiere solo gratificaciones y gratis.

 

Todas las personas recibimos un estímulo del exterior a nuestros sentidos, básicamente de forma visual o auditiva. Cuando entra al cerebro, el primero en agarrarlo es el mono emocional  lo pesca en el aire, toma el control, lo encajona y dice: mejor miremos Netflix. El mono vive el día a día, lo le interesa ni el pasado ni el futuro. Su lema es: Fácil y divertido.  Solo tiempo libre.

El motor en cambio quiere estructura, planear el futuro, cosas con sentido común y sobre todo: ya! El conflicto aparece cuando el motor y el mono se enfrentan, porque al motor no le gusta perder tiempo. Como el estímulo pasa primero por el mono, este lo captura y corre como loco riéndose con el motor detrás urgíendolo a trabajar.

¿Y como sale el motor de esa situación cundo el mono tiene el control? La herramienta que el motor le muestra al mono es el pánico ( te van a echar….). Automáticamente el mono se va al árbol y suelta el control para que el motor se ocupe y él siga disfrutando aunque con un poco de culpa. Poca.

¿Y por qué el mono es como es?: porque por lo general no pasa nada. El motor siempre aparece. No hasta que llega el pánico y el motor toma control y  hace el trabajo para que las cosas se muevan.El lema del motor: La vida requiere disciplina y buenos hábitos. No confundas paciencia y temperancia con dejarte estar, cuidado! Tampoco la solución se derramará milagrosamente sobre vos  como maná, porque eso no ocurrirá.

Ocupate responsablemente y si no sabés cómo, pedí ayuda.

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