Ayer un cliente trajo este tema para trabajar:
“Ser positivo tiene sus beneficios, pero capaz estoy cayendo en una trampa y negando lo que verdaderamente soy. Quizás me calzo una máscara de pensamientos positivos porque es “lo correcto”.¿ Por qué pretender que todo está bien cuando no lo está? . Es importante para mi expresarme honestamente y que si alguien me percibe como negativo, ese es problema del otro y cómo quiere interpretar sus propias percepciones.
Mientras me escucho me doy cuenta que no tengo miedo a mis pensamientos negativos porque es una etiqueta que yo decido ponerles y catalogarlos de “buenos o malos .
Ahora entiendo que no es saludable ignorar otros sentimientos y pensamientos cuando aparecen de pronto. ¿Y si me doy permiso? Quizás no necesito esforzarme tanto en ponerle un copete positivo a toda experiencia adversa.
Al final una mala experiencia es solo eso: una mala experiencia. Y traer este
tema con esta mirada a esta sesión, me ayuda a entender que esconder emociones y no darme el permiso que necesito, no me ayuda a trascenderlos”.