En un mundo de trabajos con ritmos frenéticos, indulgencia instantánea y permanente conexión, una de las cosas que conviene hacer en lo profesional y personal es parar la pelota. Tomarnos un minuto para bien comprender si estamos siendo activos o reactivos y cómo queremos ser para que ese ritmo no nos marque ninguna agenda.
Existen estresores que invaden espacios y depende de nosotros cómo administrarlos para que estén a nuestro servicio. Menos stress, más productivos. El correo electrónico y la famosa “bandeja de entrada” es uno de los invasores .
Según estudios la chequeamos 100 veces por día promedio. Nos conviene comprender que el mail es una herramienta que bien utilizada puede estar a nuestro servicio y no esclavizarnos.
1- Ordená en grave – importante – personal y borrar.
2- Borrá lo innecesario
3- Ocupate de lo grave e importante
4- Cerrá y trabajá.
5- Chequeá con una frecuencia que te sirva, no que te esclavice
6- Si hay un tema delicado, antes de escribir levantá el teléfono y anticípalo.
El día evoluciona y cosas ocurren. Se trata de momentos.
¿Cómo estoy invirtiendo mi tiempo en este momento?
¿Necesito una estrategia de comunicación para ejecutar mis prioridades?
¿ Con qué herramientas cuento?
El teléfono y el correo son herramientas para comunicarnos de distintas maneras y lograr distintos resultados. El primero tiene la ventaja de ofrecer la inflexión de la voz, el tono, la intención y la entonación de ambas partes. Ofrece contexto. El correo en cambio, al estar escrito, es más proclive a malinterpretarse. Cuidado ahí.
Sugerencia:
# Antes de escribir con la emoción levantá el teléfono, ofrecé contexto, explicá para que cuando escribas los bulletpoints se enfoquen en los hechos, cifras y datos precisos cuyo “rio arriba” ya compartiste por teléfono.
# Aprovechá el teléfono para anticipar si vas a copiar a alguien más y para qué. Al escribir, informá a los cc. Que es al solo efecto de que tengan la información, por ejemplo y no para que intervengan.
# Si no hay alternativa y tenés que enviar el correo, enviátelo primero a vos, o guardalo en borrador hasta mañana. Si mañana lo enviás, antes seguro lo editás. Y por editar quiero decir: elimino cosas, mejoro el vocabulario y hago todo lo posible para evitar malentendidos.
Menos mails forma parte de una estrategia más productiva en términos
de cantidad y calidad de tiempo. Tu tiempo. El que no vuelve más.